Los malos hábitos en la alimentación están causados mucha veces por problemas emocionales. Detectarlos a tiempo puede ser la base para lograr un cuerpo delgado y sano. A continuación presentamos una lista de "Lo que la comida no es". (Por Chapian-Coyle)
Esté consciente de que los anuncios de comestibles tienen como único propósito el conseguir su dinero. Si usted pasa más tiempo comiendo y preparando comida que con Jesús, ha escogido el amigo que no debía. Si come en cualquier lugar adonde va y en cualquier momento en que se sienta, tiene el compañero impropio. Jesús es su único compañero verdadero y fiel que lo ama con amor eterno.
El amor y la comida no tienen nada que ver lo uno con lo otro. A pesar de que nuestras celebraciones y acontecimientos festivos van siempre acompañados de la comida y los banquetes, la comida en sí no es amor. Son las personas las que representan el amor. Si usted ama la comida porque lo hace sentirse querido del mismo modo que cuando era niño y su mamá acostumbraba alimentarlo, es a esta última a la que debería amar y recordar, y no a los alimentos. Su mente y corazón deberían estar basados en el amor a la gente y el preocuparse por ella.
Dios es su felicidad. La comida es algo que hay que ingerir con cautela y dedicación al Señor, con objeto de guardar saludable el cuerpo que Él le ha dado para que lo cuide.
Puede decirle a un pastelito: «No quiero meterte en mi cuerpo, aunque te saborearía mientras te comiera. No tienes ninguna utilidad para este cuerpo. No te quiero». Por el contrario, dígale a una naranja madura y jugosa: «Tu serás provechosa para este cuerpo, y además resultarás deliciosa; te quiero».
Si delante de usted no hay más que comida que engorda, cambie la situación. Nadie lo obliga a comer ese tipo de alimentos; y si los toma es por su propia elección. No tiene que preocuparse de lo que otros piensen, ni de irse hambriento. No tiene que temer de ser diferente.
1 comentario:
que bueno! voy a pensar en todo eso antes de atiborrarme como ballena!
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